Una lapicera
La lapicera permanece como un estandarte. Espera del mismo modo que un cuchillo arrumbado y solo permanece en una cómoda. No solo nos condiciona a usarla, también habla de cómo usamos nuestras ideas. Es la manifestación más firme para sentirnos humildes, humanos y reincidentes. Igual que un cuchillo.
Esta lapicera escribe, pero ignora que el párrafo siguiente existe, y el otro, y los que vendrán, pero también desconoce la existencia a posteriori del primer párrafo. No tiene la perfección de un Word, como el que uso en este momento para transcribir el texto escrito con la lapicera, en donde la corrección de una palabra se lleva adelante y se disimula con un clic.
Las ideas son débilmente humanas cuando la lapicera los imprime. Y si tacho un fragmento o dejo subrayados, eso me convierte no solo en un ser humano, sino en un ser finito. La necesidad de plasmar las ideas para sacarlas del inevitable olvido.
Y nos convierte en seres del presente. La lapicera se imprime en una hoja y nosotros nos reconocemos en ese momento como también lo esa tachadura, esa raya, ese subrayado. Le agrega otro presente, otra realidad a la anterior. Somos seres pobres, y la estructura de la lapicera nos devuelve a ese ahora, en el que la idea surge, corrige, debate, se habla, se contempla y se reconcilia.
La lapicera es esa vía, esa forma de alcanzar la eternidad, solamente con el presente.
este ahora que acaba de morir
y el presente que le sigue a tu futuro
la letra impresa en tus manos
las palabras y alguna posible errata
antes fueron tinta
antes fueron manos
y una suma de huesos alma y sangre
que caminaron
hasta encontrar la letra
y que sigue haciéndolo
porque escribir
no es sino una manera de gritar
otra forma de hacer preguntas
acá estoy
abiertas mis venas
ante el vacío
y pobre entre los poetas
acá estoy
allá
no
Algunas recomendaciones
Ruda es una banda que surgió hace cinco años y que actualmente integran Molly Plebs en guitarra y coros, Estefanía Rey Quintana en bajo y voz, y Martín Visconti en batería. Editaron un EP (“Ánimo” de 2022) y este bellísimo “II” a fines de 2023. Su música es un punk porteño que tiene una sensibilidad especial y melódica en la voz de Rey Quintana que hacen muy atractiva su escucha. La diferencia entre el EP y el disco es notorio a pesar de que haya pasado solo un año entre ambos, pero es en este larga duración (y no tan largo porque dura 25 minutos) en donde la madurez sonora se acerca al de sus recitales. Ahí tuve la dicha de conocerlas y disfrutarlas. Espero que ustedes también lo hagan en las próximas fechas: el 29 de junio en el Centro Cultural El Batacazo, el 4 de julio en Qi de Villa Crespo, y el 16 en el enorme Club V. “Perdido”, “Algo extraño” e “Impulsos Delictivos” son las canciones que elijo de este hermoso disco.
No puedo ser objetivo con Paula Novoa: es una de mis poetas favoritas en la actualidad junto con Araceli Lacore, Spreaf, Hernán, entre otros y otras. En noviembre del año pasado editó Sierpień, su quinto volumen, por Cave Librum, la editorial que estuvo presente en todos sus lanzamientos. Este trabajo (cuya traducción del polaco es agosto o bien el tiempo de recolecta de la cosecha) abarca en breves poemas (parte del estilo de Paula) temas que son generales. En este caso, el fin del amor o la ausencia de todos esos componentes que creemos llamar amor son la semilla que crece en el vientre de la inspiración poética. Sus poemas son brevísimos y parecen fotos de un espíritu (¿no es eso la poesía al fin y al cabo?), como cuando dibujamos sobre un vidrio empañado por la lluvia. Novoa padece, mira, escribe y toma distancia: en ese momento aparece la artista, ahí también aparecemos nosotros.
Dejo algunos poemas para que los disfruten como yo:
dibujé tu nombre y la niebla entró por mi ventana * Un niño vende plantas en la puerta del chino Compré un ficus para tu tumba amor mío para que sus raíces te cubran como un día lo hizo el viento * Ostracismo Nuestra casa gira en lo hondo Milagros King Construí una casa como este silencio como esta palabra como este hueso como quien respira. Pocas veces salgo. Mi casa un iglú caliente que no se derrite. Mi casa es una caja pequeña en donde entra todo.
***
Esta fue una nueva entrega de “No quiero hacer la cama”, espero que lo hayas disfrutado.
Si tenés ganas de seguirme en las redes sociales, podés hacerlo en X (o el artista antes conocido como Twitter) y en instagram. También escribo artículos para El Gráfico e hice varios podcasts. Estos son: El Catálogo de Mastropiero, donde repaso la historia musical de Les Luthiers a través de su obra, Todo Se Puede Charlar co-conducido con Lionel Pasteloff. Hice también Retozando con Matías Di Julio, A Tarde Siendo con Maribel y Gonzalo Ferreyra, La Buena Memoria con Nair Castillo, La Máquina De Ser Féliz con Gonzalo Baggio, Alta Cinefilia con CM Cinéfilo y Volver Ni A Palos con Flavia Angelo.
¡Comencé un nuevo podcast! Se llama Disco Falopa. Podés seguirlo en Spotify y calificarlo, o bien escucharlo en este mismo newsletter. El primer episodio fue sobre “Death Pierce Me”, de Silencer. Acá podés escucharlo y bajarlo de manera gratuita.
Recordá que “No quiero hacer la cama” es un newsletter solitario, y que está hecho a pulmón. Si querés, podes recomendarlo a tus amistades para que se suscriban y así llegar a más gente.
Ese sería un gesto que te lo voy a agradecer mucho.
Espero que te haya gustado esta entrega.
Nos vemos en pocos días cuando deje el segundo episodio del podcast…
Te mando un abrazo.